Tema 8 La Globalización y La Posmodernidad

 Tema 8 

La Globalización y La Posmodernidad

Globalización y Posmodernidad son dos términos antiguos que han cobrado importancia actualmente. Son el intento de nombrar algo nuevo y situarlo en la historia.

La época después de 1875 es posmoderna. Recientemente estos dos conceptos han adquirido una importancia inimaginada por todas las personas que las usaron alguna vez. Son términos cargados de valor y debido al tema que tratan han estado comprometidos y cargados de polémica. Tratan de poner lo nuevo de nuestra época en relación con otros fenómenos como lo moderno y la nación.

Estas batallas de conceptos siempre terminan formando a los intérpretes en dos bandos contrarios: los que creen estar al frente de una completa novedad y se interesan de una forma enardecida por el cambio que de acuerdo con ellos se esta efectuando, y aquellos que, por el contrario estiman que no hay nada nuevo en este mundo y que lo que sucede es que en la mayoría de los casos la realidad se ve diferente.

¿Se puede dar cuenta de la novedad sin reducirla a una mínima apariencia? ¿Se puede explicar el cambio sin negarlo, sin reducir el encadenamiento de lo mismo a lo mismo?

En este caso en particular los vocablos en disputa se hallan indiscutiblemente ligados entre sí. Existe entre ellos más que una relación de afinidad; lo que hay es una verdadera complicidad. Mientras que globalización procura dar cuenta de la novedad de un capitalismo que ha extendido sus límites hasta los confines del planeta, posmodernidad pretende expresar el estilo cultural correspondiente a esa realidad que incumbe a todo el mundo.

Nos damos cuenta que, la globalización relativiza todo lo que toca en su movimiento expansivo, mientras que la posmodernidad tiene su origen en la auto-conciencia de ese relativismo cultural.

De aquí viene el pensamiento de Rorty, quien no admite que algo tenga una naturaleza intrínseca, una esencia real. Por el contrario piensa que todas las cuestiones centrales se reducen, al final, a puras cuestiones terminolólogicas.

Por lo tanto estas dos palabras aluden a una cultura que se ha vuelto en extremo sensible a los lenguajes, a su radical contingencia e historicidad. Ahora son los lenguajes que la constituyen y le comunican lo que les interesa. No el mundo, sino las visiones del mundo. No el texto sino sus contextos. No la verdad, sino las épocas y los géneros a través de las cuales ella se expresa.

Una versión más sociológica sostiene que la posmodernidad no sería otra cosa que una falsa conciencia del capitalismo globalizado; como un tupido velo desplegado para encubrir el predominio del mercado universal y crear la ilusión de que diferentes estilos de consumo equivalen a una pluralidad de formas de vida, que tiene un ligero parecido a lo que se dice de la globalización cuando se dice que ella escondería, sólo que de una manera mas sutil, el predominio de una potencia imperial.

La revolución de las comunicaciones supone una intensificación de la esfera de la circulación, donde solo lo que circula es real. Es la información y no el dinero es la mercancía por excelencia de las redes globales.

Como se ha dicho vivimos en la era del narcisismo de la conciencia. La información en vez de ser un instrumento de la racionalización del mundo, lo des-objetiviza y vuelve interpretable de mil maneras distintas. Contrariamente a lo que se piensa, la sociedad transparente a la que nos dirigimos será más opaca, barroca y misteriosa que todas las anteriores



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